El pajón de la sabana está seco. Cualquier chispa lo enciende. Esta frase la leí recientemente de alguien que se refería a Túnez, Egipto y otros lugares del medio oriente.
La cito porque encierra una verdad irrebatible y peligrosa, para nuestro país. Lo dicen todos los días tantos articulistas. Lo confirman las noticias diarias de los medios. Lo repite con demasiada autoridad el documento del Episcopado Dominicano. Lo ratifican las marchas, caravanas y el maltrato de la autoridad a la población. Lo revalida la negativa al 4% para la educación, los robos de los funcionarios sin castigo, los asesinatos y matanzas diarias, la inseguridad…
Con qué derecho… parafraseando a Fray Antón de Montesinos, vocero de los Dominicos y a los Obispos, mantiene este gobierno la francachela, los viajes, los préstamos y el apoyo a la corrupción, este estado de desasosiego y de mentiras.
Con qué derecho… le hacen cada día más difícil la vida y el futuro a cada ciudadano.
Con que derecho… se acelera la inflación, se encarece la comida, y un plátano llega a costar hasta $11 y $12 pesos.
Con qué derecho… los combustibles suben cada día, los apagones aumentan y también aumenta el precio de la energía, que siendo un servicio público intermitente y de mala calidad, tiene precio de oro.
Con qué derecho…nuestro país cada día deja de ser nuestro.
Con qué derecho… nuestro gobierno nos considera incapaces, y siendo dominicanos libres y soberanos, tenemos que ser desplazados y pedirle trabajo a extranjeros, que como virreyes ganan en divisas sueldos de ensueño, pues vienen a salvarnos de nuestra inhabilidad de manejar Edes y a llevarse nuestro oro minero y dejarnos un boquete negro, contaminante e inútil.
Es increíble que quienes en realidad tienen que ser sustituidos, los que elegimos para bien gobernarnos, que son los que nos mantienen en este panorama deprimente. Deben de ser reemplazados y lanzados a celdas donde el lloro y el crujir de dientes les ayuden a expiar sus abusos. Sin embargo y a pesar de tantos iniquidad, aun no despertamos, y seguimos secándonos como los pajones en la sabana, donde no ha caído todavía la chispa reivindicadora, que no se sabe cuándo ni de dónde vendrá, pero que no se duda que lo haga, donde muchos en el caos arderemos y sufriremos junto a los malos, por nuestra abulia e indolencia, por no deshierbar la sabana de matojos a su debido tiempo.
Nuestros gobernantes no escarmientan, no se ven retratados en el convulso mundo en que vivimos. No ven como estamos. No se quieren dar cuenta de lo difícil, cada día más, de la situación del ciudadano, y siguen en su fiesta de enriquecimiento ilícito, aumentos, viajes fastuosos, préstamos, comisiones… y en un silencio ominoso e irresponsable. ¡Hasta un día!
Y aunque todos deberíamos preguntarnos ¿Con que derecho lo hacen?, con qué derecho nos desgobiernan?, es indudable que siguen acumulando querellas, que son como brasas y viento para la gran hoguera que los consumirá, pues todo tiene un límite incluido el sufrimiento, el hambre y el aguante, y ese fuego nos retrotraerá a tiempos que ya suponíamos superados.
Comentarios Recientes