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Internacionales

La Boda Real

A las 5:00 am sonó la alarma que además de despertarme me indicaba que era hora de encender la TV y tomar un vuelo directo a Londres sin salir de mi cama.  Confieso que después de acostarme más tarde de lo acostumbrando viendo los Latin Billboards (que por cierto resultaron ser una decepción) pensé que me iba a dar pereza  madrugar para ver el histórico enlace matrimonial. Pero no, una vez encendí el televisor quedé igual de encantada que mi primita cuando ve la película de las princesas, y no era para menos, estaba viendo  y a la distancia viviendo un cuento de hadas de la vida real.

Casi una década de amor, problemas propios de los amores, desacuerdos, malos entendidos, esconderse de la prensa, cumplir con el protocolo, ganarse el cariño de un hombre, de una familia, de una nación, del mundo entero… no ha sido fácil el camino recorrido por estos novios, especialmente por el  de Kate Middleton quien ha vivido muchos momentos felices pero también ha llorado las malas jugadas que le pone la vida en el camino a una plebeya que enamora un príncipe. Hoy cierra con un final feliz  este largo capítulo de su historia para empezar a escribir nuevas páginas, y todos fuimos testigos  de esto a través de esta boda de ensueño.

En un tiempo perfectamente cronometrado iban llegando los invitados para la ceremonia nupcial celebrada en  la Abadía de Westminster  de Londres ,  miembros de la realeza europea , familiares  y otros invitados luciendo sus mejores galas (hablando de galas hubo uno que otro exceso especialmente  en los tocados, pero eso se lo voy a dejar a la notas de farándula)  haciendo las salutaciones correspondientes y ocupando sus lugares a la mayor brevedad posible para no faltar al protocolo y quitar protagonismo a la más esperada “La Novia”. Incluso la reina no quiso usar una auto que llamara mucho la atención para que todas las miradas de esta mañana de viernes estén concentradas en Kate.

Llega el novio “El príncipe Guillermo” en compañía de su hermano Harry radiantes de felicidad, unos minutos más tarde hace su entrada a la abadía la hermana de Kate quien también era su dama de honor acompañada de los pequeños que componían el cortejo nupcial (todos impecablemente vestidos), siguen llegando los invitados  y unos minutos después hacía su entrada triunfal la novia Kate Middleton  del brazo de su padre Michael Middleton luciendo un hermoso vestido  diseñado por Sarah Burton de la firma del fenecido Alexander Mc Queen que armonizaba la tradición con la modernidad de forma perfecta. ¡Ella estaba hermosa!

Fue una ceremonia breve y solemne donde a pesar de cumplir con todas las reglas del protocolo los novios intercambiaban miradas cómplices y sonrisas tiernas que  daban un toque de autenticidad que pocas veces podemos apreciar en ceremonias de este tipo – recuerdo que en la Boda de Felipe y Leticia, príncipes de Asturias  los dos reflejaban una combinación de miedo y nervios en sus rostros que en momentos parecía que los habían obligado a casarse – y con estos gestos nos encantaban a todos ( sí, me emocioné)  y Harry no se quedaba atrás, no podía disimular lo contento que estaba, fue todo muy lindo!

Si bien es cierto que tal y como dice Nelson Dumé en unos de sus tweets  “La real boda es la que usted se hace y disfruta con su real princesa” no podemos dudar que recordaremos el viernes 29 de abril del 2011 como el día en que desde tempranas horas de la madrugada el amor y la ilusión inundaron nuestro día a través de la boda de Will y Kate. Y para terminar mi nota de cuento de hadas no queda más que desear una larga vida de amor y bendiciones a los nuevos  Duques de  Cambridge!

Hasta la próxima :)

 

 

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