Tal como soy Señor, sin nada que ofrecer más que mi canción,
Me rindo solo a ti tómame Señor
Tal como soy.
Esta es una de mis canciones favoritas de la iglesia, porque es una invitación a rendirnos ante el Señor tal cual somos y a la vez pedimos al padre que nos acepte como sacrificio agradable en honor suyo. Pero observando las cosas que pasan, las costumbres que adoptamos y demás cosas relacionadas me pregunto ¿Me acepto yo tal como soy? Queremos amigos que nos acepten como somos, parejas que no nos quieran cambiar pero a veces pareciera que somos nosotros mismos quienes rechazamos la realidad de nuestro ser interior y sobretodo exterior.
Me siento orgullosa de ser como soy, de mi forma directa de decir las cosas, del aire de rebeldía (en el buen sentido) que a veces emana de mis pensamientos, de la pasión con que defiendo las causas en las que creo, de ser negra, tener labios carnosos, ojos expresivos y sonrisa amplia. Estaba segura de sentirme bien conmigo, pero una vez conversando con un buen amigo me di cuenta que esto no era del todo cierto. No recuerdo exactamente de que estábamos hablando, solo sé que hizo una pausa se quedó mirándome y me preguntó:
– Fiores, ¿Te dejarías de procesar el pelo? (mi amigo no es evangélico, por lo que el fanatismo religioso no tiene nada que ver con lo que pensaba al momento de hacer la pregunta).
Yo respondí con un total y rotundo NO, pero él insistió:
– ¿Ni por una petición especial?
Yo, sin pensarlo dos veces me volví a negar pensado para mis adentros “este tipo tiene que estar loco”, cuando me preguntó por qué yo di la que catalogo como una de las respuestas más estúpidas de mi vida.
– Porque luciría muy fea
Retomamos otra vez nuestro antiguo tema de conversación pero era claro que él estaba decepcionado de la respuesta que acababa de escuchar, no entendía como una muchacha “inteligente” y “segura” se negaba a lucir su pelo al natural bajo una justificación tan absurda.
Nuestra sociedad nos ha vendido una imagen distorsionada de la belleza que aunque nos hace rechazar lo que somos la hemos adoptado como regla de vida, y a todo el que vaya en contra de la misma sin pensarlo dos veces lo catalogamos de loco. Todas las semanas soportamos una dosis extrema de calor y alones para mantener el pelo “lacio” y por lo menos una vez cada dos meses nos sometemos a procesos químicos (los famosos alisados) a veces exponiéndonos a sufrir quemaduras de hasta segundo grado todo en nombre de la “belleza”. Hay quienes invierten los ahorros de su vida en operaciones que prometen dejarlas con el cuerpo “perfecto” arriesgándose incluso a morir en el proceso. En el caso de los hombres a pesar de que los metro sexuales se preocupan por su imagen a la mayoría parece no importarle mucho, pero tal como reza el dicho “caras vemos, corazones no sabemos” aunque aparentemente no luzcan muy preocupados hay muchos a acomplejados por sus barriguitas, las calvitas y una serie de cosas que a veces nosotras ni notamos. Ahora vuelvo y me pregunto ¿Me acepto tal como soy?
Veo mujeres como Marivell Contreras, Rose Cordero, Edit Febles entre otras, lucir con orgullo su pelo ensortijado y me doy cuenta que yo como muchas todavía arrastro las cadenas de la esclavitud porque no tengo el valor de hacer lo mismo, incluso reconociendo que ellas lucen hermosas con su pelo natural. Cuando está cerca la fecha de procesarme el pelo, me paro frente al espejo (que siempre dice la verdad) y ante lo que veo frunzo el ceño y digo “bueno Fioresita, tienes que ir urgente al salón” y todo por resistirme a ver el crecimiento de mi pelo ensortijado.
Si naces en un país mental y económicamente tercermundista a medida que creces a parte de enfrentar los problemas característicos de cada edad hay que vencer los complejos ridículos que nos creamos, fruto de que en algún momento le hicimos caso al comentario de un ignorante.
– Los gordos son feos
– Las flacas son insípidas
– Las negras deben casarse con blancos porque hay que “mejorar la raza”
– Si eres chiquita tienes que usar tacones
– Si eres alta los tacones te harán lucir como una mata de coco
Una serie de cosas que no pasan de ser puras tonterías.
Aceptarnos tal cual somos implica aceptación interior y exterior, aprender a amar lo que veo en el espejo y que por razones que solo Dios conoce te ha tocado exhibir a ti. Es una utopía pretender que otros te amen tal cual eres cuando tú mismo te resistes a contemplar tu reflejo. La sociedad nos la ha puesto difícil pero eso no significa que sea imposible.
Hay que aprender a amar las diferencias ya que nosotros somos parte de ella. Si el arcoíris no tuviera distintos colores carecería de vistosidad y no resultaría tan emocionante contemplarlo, así mismo las diferencias raciales son las que dan vistosidad al mundo y si todos fuéramos iguales no tendría sentido viajar para encontrarte con lo mismo que dejaste en casa.
Quizá algún día yo encuentre el valor de dejar la esclavitud capilar, tragarme las críticas que yo misma hice en algún a quienes se decidieron a lucir su pelo al natural y aprenderé a llevar con orgullo mi melena ensortijada. Y tú, ¿Qué piensas al respecto?
Ps. Las muchachas del salón que no se me asusten, aún el pelo crespo necesita la magia de sus manos.
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