Hablar dos o más idiomas durante toda la vida parece tener sus beneficios cuando se llega a una edad avanzada, o al menos eso indican recientes investigaciones que revelan que los síntomas de demencia pueden demorarse en promedio cuatro años en el caso de las personas bilingües.
El multilingüismo no impide el comienzo de la demencia—los cerebros de las personas que hablan varios idiomas también muestran signos de deterioro— pero el proceso de hablar dos o más idiomas parece permitir que la gente desarrolle mejores habilidades para lidiar mejor con los primeros síntomas de las enfermedades que atacan la memoria, incluyendo el Alzheimer.
Durante años, los científicos estudiaron a los niños y descubrieron que hablar con fluidez más de un idioma exige mucho trabajo mental. Comparados con las personas que hablan un solo idioma, los niños y jóvenes bilingües tienen un vocabulario un poco más reducido y son un poco más lentos para hacer algunas tareas verbales como enumerar listas de animales o frutas.
Pero con el tiempo, hablar regularmente más de un idioma parece reforzar las habilidades que incrementan la denominada reserva cognitiva del cerebro, su capacidad de funcionar incluso cuando está bajo presión o dañado. Este incremento de la capacidad cognitiva parece ayudar a la gente bilingüe a medida que envejece.
“Hablar dos idiomas no va a hacer que nadie vaya a esquivar” la enfermedad de Alzheimer o la demencia, dice Ellen Bialystok, una investigadora del bilingüismo en la Universidad de York de Toronto. Pero una mayor reserva cognitiva implica lo mismo que el tanque de reserva del auto: “Una vez que el cerebro se queda sin combustible, puede seguir avanzando un poco más”, explica.
Se cree que las ventajas del bilingüismo se relacionan con una función del cerebro denominada “control cognitivo”: la capacidad de dejar de prestar atención a algo para concentrarse en otra cosa, dice Bialystok. Quienes hablan con fluidez más de una lengua tienen que usar esta capacidad continuamente para silenciar un lenguaje en sus mentes cuando se están comunicando en otro.
La noción de construir una reserva cognitiva ha llevado a la creencia popular de que hacer crucigramas o rompecabezas, o lo que sea para mantenerse mentalmente activo, ayuda a postergar los síntomas de la demencia. Un panel reunido por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, en julio, advirtió, sin embargo, que no existe suficiente evidencia para concluir que esas actividades previenen el Alzheimer o enfermedades relacionadas.
Los investigadores no saben si es beneficioso para la gente aprender más de un idioma si no lo hablan con fluidez o prácticamente a diario. La edad a la que el segundo lenguaje necesita ser adquirido para tener ese efecto protector tampoco se conoce.
En 2004, Bialystok y su colega Fergus Craik comenzaron tres estudios para determinar los procesos cognitivos en alrededor de 150 personas monolingües y bilingües de entre 30 y 80 años. Encontraron, con una serie de pruebas computarizadas, que tanto en la mediana edad como a una edad avanzada los individuos bilingües estaban en mejores condiciones para bloquear distracciones que las personas que solamente hablaban una lengua. La ventaja era aún más pronunciada en las personas de más edad.
Bialystok dice que otras investigaciones también muestran un mejor desempeño de las personas bilingües en las pruebas que requieren control cognitivo, como aquellas en las que deben determinar si una frase es gramaticalmente correcta, aún cuando el contexto no tenga sentido.
Los resultados de las investigaciones de 2004 llevaron a Bialystok a preguntarse si estos beneficios podrían compensar a personas de edad más avanzada por las pérdidas en la capacidad de aprendizaje generadas por el envejecimiento.
Ella y sus colegas examinaron las historias médicas de 228 pacientes que habían sido diagnosticados con distintos tipos de demencia. Dos tercios tenían Alzheimer. Los resultados publicados en la publicación Neuropsychologia en 2007, sugieren que los pacientes bilingües exhibieron problemas de memoria más tarde que aquellos que solamente hablaban un idioma.
Via: WSJ
Foto: University of Kent
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